martes, 24 de septiembre de 2013

Textos sobre el absolutismo monárquico

Éstos son los textos que hemos utilizado hoy en clase para entender mejor el sistema político predominante en Europa durante el Antiguo Régimen. Aparecen en orden cronológico. He conservado el subrayado para que recordéis el contenido más relevante de cada uno de ellos:


Photograph:Jean Bodin in a 16th-century engraving.

Jean Bodin


La soberanía es el poder absoluto y perpetuo de la República (...). La soberanía no es limitada, ni en poder, ni en responsabilidad, ni en tiempo (...). Es necesario que quienes son soberanos no estén de ningún modo sometidos al imperio de otro y puedan dar ley a los súbditos y anular o enmendar las leyes inútiles (...). Dado que, después de Dios, nada hay mayor sobre la tierra que los príncipes soberanos, instituidos por Él como sus lugartenientes para mandar a los demás hombres, es preciso prestar atención a su condición para, así, respetar y reverenciar su majestad con la sumisión debida, y pensar y hablar de ellos dignamente, ya que quien menosprecia a su príncipe soberano menosprecia a Dios, del cual es su imagen sobre la tierra.
 BODIN, Jean,  Los seis libros de la República,  1576.

Jacques-Bénigne Bossuet 1.PNG
Jacques Bénigne Bossuet
Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/4/46/Jacques-B%C3%A9nigne_Bossuet_1.PNG/200px-Jacques-B%C3%A9nigne_Bossuet_1.PNG


No existe ninguna forma de gobierno ni institución humana alguna que no presente inconvenientes; de tal suerte que se debe seguir con el mismo tipo de gobierno al que un largo tiempo de vivencia ha acostumbrado al pueblo. (…)

Únicamente al príncipe incumbe velar por el bienestar del pueblo; éste es el primer artículo y fundamento sobre el que se basan los demás; (…) no puede existir poder alguno que no dependa de él; ni asamblea alguna que exista si no es contando con su visto bueno.


Así es cómo, a favor del bienestar de un Estado, se deposita en una misma mano todo el poder. El desperdigar dicho poder es dividir al Estado; es dar al traste con la paz pública.


Por su condición, el príncipe es el padre del pueblo; su grandeza le sitúa muy por encima de los intereses mezquinos; a mayor abundamiento, toda su grandeza y su propio y lógico interés se basan en el que el pueblo sea conservado, puesto que a la postre si le faltase el pueblo, dejaría de ser príncipe. Por tanto, nada mejor que entregar todas las riendas del poder del Estado a aquel que mayor interés tenga en la conservación y en la grandeza del Estado…”


BOSSUET, Jacques Bénigne, Política según las Sagradas Escrituras, 1709.



Dios estableció a los reyes como sus ministros y reina a través de ellos sobre los pueblos (...)

Los príncipes actúan como los
ministros de Dios y sus lugartenientes en la tierra. Por medio de ellos Dios ejercita su imperio. Por ello, el trono real no es el trono de un hombre, sino el de Dios mismo.


Se desprende de todo ello que la persona del rey es sagrada y que atentar contra ella es un sacrilegio.

BOSSUET, Jacques Bénigne, Política según las Sagradas Escrituras, Libro III, 1709


Luis XV

Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división; es por mi autoridad que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación, sino al registro, a la publicación y a la ejecución de la ley; el orden público emana de mí, y los derechos y los intereses de la Nación, de los que se suele hacer un cuerpo separado del Monarca, están unidos necesariamente al mío y no descansan más que en mis manos."


Discurso de Luis XV al Parlamento de París el 3 de marzo de 1766.


Aclaración: el Parlamento de París no se refiere a los Estados Generales de Francia. Los parlamentos en Francia eran los tribunales superiores de justicia, donde se estudiaban los casos más complicados. Serían algo parecido a las Audiencias y Chancillerías de la Monarquía Hispánica. El Parlamento de París era el más importante del reino de Francia. 

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