jueves, 23 de enero de 2014

Un ejemplo de explotación colonial: el Congo bajo Leopoldo II de Bélgica

El interés por el territorio del Congo comenzó en la década de los años 70 del S. XIX, después de que el explorador y periodista Henry Morton Stanley descubriese que la mayor parte del río Congo era navegable y podía ser una extraordinaria vía de comunicación y comercio. Stanley presentó su proyecto de colonización al gobierno británico, que lo desestimó, pero despertó gran interés en Leopoldo II, rey de Bélgica, quien lo contrató en 1879 para explorar el territorio del río Congo y firmar tratados con los jefes tribales que le asegurasen el dominio de los territorios situados a orillas del río. Stanley se encontró con que otro explorador, el italo-francés Pierre de Brazza, había explorado la orilla izquierda del río y obtenido el reconocimiento internacional del dominio de ese territorio para Francia, por lo que su radio de acción se vio limitado a la orilla derecha del río. Stanley consiguió convencer a diversos jefes tribales de la orilla derecha del Congo para que firmasen contratos de cesión de derechos de explotación de sus tierras a la Asociación Internacional del Congo, organismo creado por Leopoldo II en 1878 para explotar los recursos económicos que se encontrasen allí.



Leopoldo II

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_II_de_B%C3%A9lgica

Leopoldo II maniobró para que las principales potencias europeas reconociesen su soberanía sobre el Congo. En la Conferencia de Berlín se le reconoció como soberano del llamado Estado Libre del Congo. El gobierno belga se desentendió de su administración y el Congo se convirtió prácticamente en una propiedad privada de Leopoldo II. La Asociación Internacional del Congo, aparentemente una sociedad con el filantrópico fin de "civilizar" el Congo, se convirtió en una máquina de explotación de sus habitantes al servicio de la avaricia de Leopoldo II. Se creó un ejército de 16.000 hombres, la llamada Force Publique, para mantener el orden y asegurarse de que las órdenes del rey eran cumplidas y  Leopoldo II exigió a los empleados de la Asociación Internacional de Congo la mayor producción posible para convertir la colonia en un negocio rentable. Las enormes riquezas del Congo, principalmente el caucho y el marfil, fueron explotadas bajo un régimen de violencia y abuso continuado de los indígenas africanos:

- se contrató a antiguos comerciantes esclavistas como capataces

- se obligó a trabajar sin salario a todos los hombres durante siete años

- se prohibió el comercio entre nativos y todas las transacciones económicas debían realizarse por medio de los agentes comerciales de la administración colonial

- se establecieron cupos obligatorios de caucho y marfil por cada pueblo o distrito

- para evitar que escapasen, los trabajadores eran obligados a trabajar encadenados

- si los trabajadores no cumplían con las cuotas de producción asignadas, debían ser ejecutados para dar ejemplo y sus cabezas debían ser exhibidas en estacas, como advertencia para los vivos. Como prueba de que los soldados habían cumplido con su deber y ejecutado a los trabajadores no productivos, debían cortar una mano a los cadáveres y presentarla a sus superiores. Como la munición era muy cara, muchos soldados  adoptaron la costumbre de no matar a los trabajadores, sino cortarles la mano derecha para presentarla a sus jefes, cobrar la correspondiente recompensa y usar las balas para cazar.

- los castigos físicos (azotes con látigo) y las violaciones  a mujeres se convirtieron en costumbre




Trabajadores congoleños encadenados y con las manos amputadas: 
Fuente: http://mrdomingo.com/2010/12/30/el-genocidio-de-leopoldo/

La voracidad de Leopoldo II no conoció límites. Se calcula que el régimen de explotación del Congo acabó con la vida de unos 10 millones de africanos. La fortuna personal de Leopoldo II alcanzó la cifra de 500 millones de dólares, lo que le convirtió en el hombre más rico del mundo en su época. Para preservar su propiedad privada, las visitas de extranjeros al Congo no estaban permitidas.

Las primeras denuncias de lo que ocurría en el Congo procedieron de extranjeros. El primero en contar lo que ocurría allí fue George G.Williams, un estadounidense de origen africano que admiraba a Leopoldo II por la labor filantrópica que supuestamente estaba realizando en el Congo y quiso visitar el país para ver si podía ser un buen hogar para los negros de EEUU que quisieran regresar a África. Leopoldo II intentó impedir que visitase el Congo, pero Williams realizó un viaje de 6 meses en 1890 y a su vuelta a EEUU escribió un panfleto en el que denunció las atrocidades del Congo y acusó a Leopoldo II de negrero. También envió una carta al presidente de EEUU, solicitando su intervención. Leopoldo II organizó una campaña de propaganda para desacreditarle y las denuncias de Williams cayeron en el olvido tras su muerte en 1891.

También en 1890 el escritor polaco Joseph Conrad llegó al Congo, con un contrato para trabajar como oficial de un barco de vapor. Años más tarde Conrad plasmó el ambiente alucinado de inhumanidad presente en el Congo en su libro El corazón de las tinieblas. El nombre del  libro deriva de lo que había dicho Leopoldo II cuando tomó posesión del Congo: su intención era llevar allí la civlización  y "romper las tinieblas". 

La situación en el Congo salió finalmente a la luz por como consecuencia de las investigaciones de dos hombres: el periodista Edmund Dene Morel y el  diplomático Roger Casement. Morel trabajaba en una compañía naviera británica en Bélgica y observó que los barcos belgas que llegaban del Congo iban cargados de mercancías, pero cuando regresaban al Congo sólo llevaban armas como cargamento. De este hecho dedujo que la extracción de tantas riquezas de la colonia sólo podía provenir de un régimen violento. Cuando intentó comunicar sus descubrimientos, la censura se lo impidió. En 1901 decidió dejar su trabajo en la naviera y creó un periódico, el West African Mail, para hacer públicas sus denuncias y recoger otras, procedentes sobre todo de misioneros protestantes de distintas nacionalidades.

E.D. Morel 

http://www.thecommentfactory.com/congos-forgotten-hero-ed-morel-3897/

Los insistentes rumores sobre lo que ocurría en el Congo llevaron al gobierno británico a enviar a su cónsul en la colonia, Roger Casement, a realizar un viaje de investigación al interior del Congo en 1904. Lo que Casement descubrió sirvió para redactar un informe demoledor, con declaraciones de testigos. El escritor Mario Vargas Llosa publicó hace unos años una biografía novelada de Roger Casement titulada El sueño del celta. El papel de Casement no se limitó a denunciar las atrocidades del Congo, sino que años más tarde también redactó otro informe sobre los abusos de la Peruvian Amazon Company en la explotación del caucho en la región del Putumayo en Perú.



Roger Casement 

http://artistasoguerreros.blogspot.com.es/2012/08/roger-casement-1864-1916-diplomatico.html

En 1904 Casement y Morel fundaron la Asociación para la Reforma del Congo con la intención de difundir los crímenes que se cometían en nombre de la civilización. Muchos intelectuales de la época colaboraron con ellos, como los escritores Mark Twain y Arthur Conan Doyle

A continuación tenéis la portada de un panfleto pagado por Leopoldo II para rebatir las denuncias de E.D. Morel y Mark Twain. Se representa un río que divide el pasado (primitivo) y el presente (moderno y ordenado) del Congo. Sobre la imagen idílica del Congo moderno, aparecen dos serpientes con las cabezas de E.D. Morel, a la izquierda y Mark Twain, a la derecha. De la boca de Morel sale la palabra "calumnia" y de la de Mark Twain, la palabra "mentira". Los dos trabajaron activamente en la Asociación para la Reforma del Congo y Mark Twain escribió una obra satírica titulada Soliloquio del rey Leopoldo.


Stock Photo #1899-27252, An Answer to Mark Twain


Leopoldo II gastó enormes sumas de dinero para tratar de desprestigiar a quienes denunciaron su nefasto papel en el Congo, pero las evidencias eran tan claras que el gobierno belga se vio obligado a intervenir y asumir directamente el control de la colonia. Leopoldo II exigió una compensación económica de 50 millones de francos por su "pérdida". 

Los nativos del Congo llamaron a Leopoldo II Panga Ngunda, "destructor de la tierra" en lengua lingala.

Aquí tenéis una serie de viñetas sobre Leopoldo II y el Congo:


Fuente: http://www.nieuwsbronnen.com/tenbunderen/voorgeschiedenis5.html


File:Congo leopold II cartoon.gif

"Mis ingresos anuales son millones de guineas"

Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Congo_leopold_II_cartoon.gif


Caricature of Léopold II

Le pognon fait la force (El dinero hace la fuerza)

Fuente: http://www.brazza.culture.fr/en/missions/rappel_de_brazza_ico3.htm


El  rey Leopoldo mirando las calaveras de congoleños muertos

Fuente: http://www.saburchill.com/history/chapters/empires/images/0087.jpg


Viñeta alemana contra Leopoldo II, representado rodeado de calaveras

Fuente: http://ewill894.wix.com/thebenevolentmonster?_escaped_fragment_=abuse-and-exploitation



La producción del trabajo libre
El esfuerzo de los congoleños esclavizados se transforma en dinero y propiedades para el avaricioso Leopoldo II

http://www.henrilambert.eu/pages/about-colonial-regime/the-belgian-political-context-the-congo/



El rey Leopoldo dice al tío Sam: "Le daré el caucho suficiente para hacerle una conciencia elástica"

http://lhistgeobox.blogspot.com.es/2011/09/247-african-jazz-table-ronde-1960.html

Stock Photo #1899-27199, Effect of the Kodak

Efecto de la cámara

Fuente: http://www.superstock.com/preview.asp?image=1899-27199&imagex=75&id=16009218&productType=3&pageStart=0&pageEnd=100&pixperpage=100&hitCount=114&filterForCat=&filterForFotog=

En la primera parte de la viñeta, John Bull, personificación del Reino Unido, muestra a Leopoldo II un documento que dice "Desgarradores relatos de atrocidades en el Congo" y éste responde "Todo mentira, señor".  En la segunda parte, aparece la cámara con pruebas fotográficas y se lee "¿Quién dijo mentiras?". Leopoldo II intenta escapar.

Fuente principal para la entrada: 

REVERTE, Javier, Vagabundo en África, Editorial Plaza y Janés, Barcelona, 2004

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